ya no recuerdo si fue el lunes o el martes de esta misma semana. pero terminé de leer lo único que importa es el verano, del escritor francesco pecoraro (roma, 1945) y pensé: “no tiene que ver conmigo, así que debe ser (por) aquí”. también: “este libro a mi padre le va a chiflar”. por favor, ¡no quisiera ser malinterpretada! ¿o sí? hace un tiempo entendí, gracias a una amiga, que los textos deben dialogar con una misma, no solo desde quien una es en ese momento, sino desde quien se ha sido y se desea ser. y lo de mi padre lo decía por el carácter intergeneracional que proyectan los buenos libros, las novelas excelentes, los poemas inolvidables cuyo pacto de lectura pasa por generar conversación, sea la que sea. el de pecoraro lo consigue con audacia, su libro es una excusa para diseccionar el presente.
la novela transcurre en roma, en una calurosa tarde de 2001. en ese momento, hay un ambiente de mucha efervescencia política, y cuatro jóvenes, giacomo, enzo, filippo y biba tratan de sobrevivir como pueden, de buscar, ya no su lugar en el mundo, sino una forma de estar en él. este es quizá la contrapartida al movimiento antiglobalización que sobrevuela y atraviesa sus charlas, los estados de ánimo y la ciudad en sí misma, que es quien nos cuenta desde su configuración misma esta pequeña historia. y hay calor, mucho calor, juegos de poder muy poco maliciosos, un desprendimiento clásico de la humanidad más total, mucho sexo y euforia nocturna. no sé, el estilo es genial, él es hipnótico como intelectual, y probablemente el escritor más astuto de italia hoy. estoy deseando leer sus dos libros anteriores publicados en españa, que están como este en periférica. sí, lo sé: si me vais a decir algo sobre lo idóneo del título para esta época, ¡eh! calladas.
al tiempo que estaba sumida en pecoraro, leía el nuevo libro de miranda july (vermont, 1974) en random house, a cuatro patas. july nos trae una aventurilla, porque no tiene, ni siquiera, categoría de historia, sobre una mujer de mediana edad que decide viajar de punta a punta del país porque puede, porque tiene tiempo, todo el tiempo del mundo. sin embargo, se queda en el pueblo de al lado, prácticamente, y se dedica a decorar con veinte mil dólares (¿?) una habitación de un hostal tan cutre. y a traerle a su hije una cuchara enorme, sin sentido. de sus fechorías, porque eso es lo que son, chapuzas morales nos va contando parte sí, parte no. lo que se deja fuera y no termina de esbozar, porque se quebraría, es la novela que no existe. y qué lástima, porque habría sido tan gustosa como comprarse una prenda de marca que no pone que es de marca, ese lujo silencioso nos ha sido negado. así es que esto lo que tenemos: un libro que no funciona porque quien narra no se ha atrevido a dar lo que sugiere o anticipa, no cede. a cuatro patas es un proyecto fallido. jo, miranda, ¿tan mal estamos? la novela es divertida, con alguna tramita rescatable (pajas, un trauma materno y comprarse cosas para estar ggguapa). pero con fragmentos de cosas que flotan un poco no se salva la tripulación de un barquito hundido, cariño.
a veces renqueamos las relaciones amorosas que pensamos inacabadas, a las que aún se les puede insuflar un poco de vida. no se puede. además, en caso de que se pueda, tiene que haber, al menos, un corte. como la altura de determinadas atracciones en la feria. a veces hay que esperar para poder llegar, montarse. y me resulta curioso que no pensemos así de las relaciones de amistad o de los vínculos que no tienen necesariamente un nombre. hay zonas grises. pues con los libros sucede exactamente lo mismo: pueden darnos un mal lugar o dejarnos en mal lugar. conducirnos a un sitio que no nos gusta, y del que no podemos o no queremos expresar un silencio o darle un cuerpo a ese malestar, tan imbuidas como estamos en el síndrome de la buena alumna. no quejarse, no decir, llorar, culpar. culparse. no poder abandonar ni un solo libro. ¿morirse?
yo soy de miranda july, no sé, va más conmigo. y el libro no está bien, pero deseo terminarlo. es mi amiga, y no está en una buena etapa, así que me quedo, espero. seguro que la próxima vez ya me dejan subirme a esa atracción. pese a que sea una cabrona, sí, pero es nuestra cabrona.
te elige, por ejemplo, que es otro libro de ella aparecido igualmente en españa hace poco de la mano de comisura, sí que es real, sí que es ella escribiendo, fijándose en algo que los demás no hemos visto, porque ese es el encanto de su literatura y de ella misma. además, ya habíamos consensuado esto, miranda july ve cosas que los demás no vemos, cuando leímos nadie es más de aquí qu tú. no soy, o no era, de pecoraro (y eso que ahora en la intimidad le llamo mi fra). pero es que estas cosas suceden, en algunos momentos estamos en el mal lugar y hay alguien que nos ofrece otra vía, que no es más que otra forma de leer la realidad. nos plantea escapar, que eso es lo que es leer. un plan de huida.
un beso amor, y ya me cuentas qué te parece este batiburrillo de cosas cuando buenamente puedas.
Holaa! El libro de Miranda: estoy deseando acabarlo para opinar con más fundamento pero de momento me está encantando, aunque a ratos me aburre. ¿Las dos cosas a la vez? Sí. Voy por la mitad y es verdad que me pregunto a dónde irá ahora. No entiendo el problema con que sea una cabrona. Cualquiera que se abra en canal lo parecerá. Todo lo que piensa sobre ser madre, estar presente, lo que piensa que el marido piensa, etc.,...no podía dar más en el clavo, es lo que más me gusta del libro. A mí me parece que sí ve cosas que algunas no vemos o no queremos ver o más bien no queremos decir. En fin, todo esto es provisional, hasta que lo acabe, pero tenía ya muchas ganas de comentarlo. Deseando oir más opiniones...